lunes, 8 de noviembre de 2010

La educación en Santa Fe. The education in Santa Fe,Die Ausbildung zu Santa Fe.

La educación en Santa Fe
No es nada nuevo que los sistemas de poder prefieran mantener la población sin educación, como modo de control. El peronismo mismo , tiene como máxima: "alpargatas si libros no". En ese sentido un proyecto de poder para eternizarse en el mismo debe ser asistencialista con muchos habitantes viviendo sin espectativas reales , recibiendo la asistencia a cambio del voto. Negocio perfecto.
El mismo Moyano, defiende una participación en las ganancias, mirando obsesivamente los derechos de los trabajadores incluídos , pero nunca menciona a la cantidad de personas fuera del sistema. Es más, ellos promueven esa situación cuando efectúan la tercerización.Una hipocresía evidente de ese defensor de los derechos del trabajador..
Puedo entenderlo en el caso del Peronismo, pero en el caso del Frente Progresista, que se integra de partidos supuestamente más democráticos, encabezados por el socialismo que promueve el conocimiento y los ideales en sus bases,,,,me es difícil de aceptar. Entonces me pregunto, quienes son estos personajes que nos gobiernan?
En la gestión actual se ha actuado otorgando paritaria a los docentes, mejoras internas,administrativas, etc. Pero el núcleo del problema, el objetivo de las instituciones, educar, formar, capacitar, no se está cumpliendo. Es más, no se hace ningún tipo de evaluación que muestre la calidad educativa. Nuevamente el sistema está " en automático,,,," La autoridad está relajada. Un alumno recibe amonestaciones pero se renueva el número si llega al máximo y se lo mantiene " en proceso de educación,,,,," El profesor no puede enviar un alumno fuera del curso, dado que quedaría expuesto a responsabilidades civiles por lo que le pase al alumno,,,,
Es cierto que el elemento humano que ingresa a los institutos proviene de sectores con enormes problemas socioeconómicos, entonces es totalmente entendible que no estén dispuestos a captar conocimiento. Sus necesidades básicas no están satisfechas. En algunos casos, los alumnos provienen de sectores más acomodados pero con otro tipo de problemas, padres separados, padres que no son referentes adecuados, etc.
Ahora , quién hace notar esto? Porque el gobierno hace como que educa, mientras los docentes están en silencio. Porqué nunca oí un reclamo haciendo notar esto? Ellos solicitan más sueldo , ese es su reclamo.
Es necesario políticos con ideales , que promuevan el retorno al camino de educarse para liberar e integrar personas. Los docentes no escapan a la característica del ciudadano medio, hacen la suya, buscando beneficios individuales y se llaman a silencio.
En el nivel secundario a medida que se asciende en nivel jerárquico se disminuye el nivel de formación general. Recuerdo el caso de un supervisor que a su vez retenía el cargo de director titular de una escuela y a su vez era docente de matemáticas de primer año. Este señor enseñaba sumas largas,,,,que ocupaban la carilla de la página, seguían en la otra carilla y daban vuelta la página,,,,,,????????. Este señor se jubiló pasando por los tres cargos, profesor, director, supervisor.
A propósito, para que sirve un supervisor? supuestamente tendría que verificar como se dictan las clases, tener una formación general con criterio para discutir en todas las materias. Nada de eso ocurre. Ellos son meros administrativos con cargo.
Hay supervisor de : Educación Física,,,,,,,,,, ( ¿ qué es esto) : Por otra parte esa es una "materia " muy cuestionable en su enseñanza, que pone en condiciones diferentes de trabajo a los profesores entre si.
Qué formación tiene la ministra de educación?


Estos son algunos documentos de referencia relacionados al tema:
CRISIS EDUCATIVA Y LA "ESCUELA COMPRENSIVA"
http://es.wikipedia.org/wiki/Pedagog%C3%ADa
Con el camino iniciado con la "Nueva Escuela" que propugna los objetivos que debe perseguir la educación en una sociedad moderna las distintas soluciones que aportan las nuevas corrientes pedagógicas mencionadas no difieren mucho entre sí. Sin embargo se aprecia un notable esfuerzo por diferenciar unas corrientes de otras cuando todas son esencialmente equivalentes: Se aprecia este fenómeno al contemplar que 'la tecnología educativa' pretende ser considerada como una tendencia pedagógica separada cuando el uso de la tecnología es inherente a cualquier actividad humana y los nuevos medios son utilizados también en la Pedagogía Clásica. Lo que diferencia sustancialmente a la Pedagogía Clásica del resto de tendencias es la defensa a ultranza que las demás tendencias hacen de la comprensividad : Mismo currículo para todos los alumnos. Un planteamiento para muchos utópico y que no hace sino ahondar en las diferencias entre las distintas clases sociales. Ya que la clase alta suele elegir para sus hijos la escuela privada donde predomina la tendencia pedagógica clásica y donde los alumnos suelen obtener mejores resultados que en un sistema público. El sistema público se enfrenta a problemas de gran calado: la diversidad de alumnado, las problemáticas familiares, las altas tasas de alumnado inmigrante proveniente de sistemas educativos con distinto ritmo, la falta de medios económicos y humanos, la falta de colaboración de los padres con los docentes. "Una misma educación para todos" es interpretado por los dirigentes políticos literalmente. Con ésto la continuidad del sistema comprensivo y los fracasos asociados, que hasta el momento conlleva, hacen que sistemáticamente y periódicamente surja alguna tendencia aparentemente nueva (como en el caso de las TIC mencionado anteriormente) mas idéntica en lo esencial para intentar ilusionar de tiempo en tiempo a sus escasos partidarios entre los docentes, que desde hace tiempo abogan por la vuelta a los puntos de vista clásicos. Es sintomático que aquellos políticos y autores defensores de la escuela comprensiva y de las nueva pedagogía para la enseñanza pública, sin embargo escolarizan a sus hijos en centros privados con métodos pedagógicos clásicos. Provocando airadas críticas y escepticismo entre los detractores y seguidores de la escuela comprensiva respectivamente.
• Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Pedagogía . Commons
• Cepes.uh.cu (tendencias pedagógicas en la realidad educativa actual).
• BioeticaUNBosque.edu.co (Pedagogía y Bioética, en el Departamento de Bioética de la Universidad El Bosque ).
• CuadernosDePedagogia.com (revista mensual de pedagogía).
• Monografias.com (educación y pedagogía).
• Pedagogia.mx (reseñas, entrevistas y artículos de pedagogía en México).
• RevistaDePedagogia.org (de España).
• Rieoei.org («Una aproximación al mapa disciplinar de la pedagogía», de Isabel Velázquez).
• romerobrest.edu.ar («La pedagogía entre la disciplina y la dispersión: una mirada desde la historia», de Pablo Pineau ).
• UnSerYLaNada.skyrock.com («Pedagogía crítica: utopía o realidad»).
• UP.edu.mx (algunas publicaciones sobre temas pedagógicos).
Obtenido de ""

http://www.unrc.edu.ar/publicar/cde/05/Etcheverry.htm
La educación en la Argentina de fin de siglo
Guillermo Jaim Etcheverry
En oportunidad de celebrarse el Centenario de la Revolución de mayo, poco tiempo después de dejar de ser Primer Ministro de Francia, nos visitó Georges Clemenceau quien, al regresar a su país, escribió: “He visto escuelas profesionales y escuelas primarias que podrían servir de modelo en otros países. Locales irreprochables y niños de una limpieza absoluta”. Esa observación traducía el interés que por la educación tenía nuestra clase dirigente de entonces. Cuando, a fines del siglo XIX, ese grupo se propuso obstinadamente promover la educación para todos, lo hizo consciente del efecto que esa política tendría tanto para el desarrollo de la Argentina como para la conformación de una sociedad democrática. Preciso es recordar que, a comienzos del siglo XX, el 35% de la población argentina era analfabeta mientras que en España lo era el 59%, en Italia, el 48% y, en la mayoría de las naciones de América del Sur, entre el 60 y el 80%. Asimismo, en 1935 la Argentina destinaba el 31% de su presupuesto nacional a la educación, periodo en el que Canadá invertía el 29%, Alemania, el 27%, Chile, el 17% e Italia, el 9%.
La magnitud de nuestra decadencia queda al descubierto hasta por un análisis tan superficial de lo que fuimos. A casi un siglo de distancia, permanecen como testimonios mudos de aquella epopeya los edificios monumentales que alojaron las escuelas de entonces. Esos mismos edificios que hoy ni siquiera estamos en condiciones de mantener o que, peor aún, no nos interesa conservar porque preferimos convertirlos en los modernos palacios de la cultura: los shoppings. Precisamente, la magnificencia de esas escuelas pretendía señalar ante la sociedad la trascendencia que para su clase dirigente tenía la educación, grandiosidad que también contribuía a educar.
El nuevo siglo nos enfrenta a una encrucijada similar. La única esperanza que nos queda para superar el estado en que se encuentra hoy la educación, trágico en cuanto al peligro de la desnaturalización de su misión, reside en recrear la perdida confianza social en su valor. La situación actual sólo podrá mejorar si un número creciente de ciudadanos logra comprender que en la educación se aloja la única posibilidad de conseguir personas más completas y economías más competitivas así como sociedades democráticas más responsables y justas. Que la principal amenaza para el futuro se está generando en las distorsiones de este, nuestro desencantado mundo actual.
Para ello, resultará imprescindible que desaparezca el conformismo de cada uno de nosotros con la educación que reciben nuestros hijos y que volvamos a centrar las demandas planteadas a la escuela en la labor específica para la que fue concebida. Deberíamos regresar al conocimiento concreto porque muchos de los intentos de reforma educativa que están en marcha en el mundo no parecen apuntar a este objetivo. Lo que no han apreciado muchos pedagogos, ni siquiera los que sinceramente pretenden educar para un futuro más solidario y tolerante, es que la crisis de nuestro tiempo, que dicen querer superar, es precisamente una crisis de la experiencia, del sentido común, de la admiración por el conocimiento y la memoria histórica, por los valores del pasado que tiene interés conservar. Lo que realmente despreciamos de la educación tradicional es su carácter impositivo, autoritario, manipulador, castrante, vergonzante y vergonzoso, basado en la ocultación del conocimiento y la ostentación de la irracionalidad.
Lo que esconde el actual sistema educativo, con la mezcla de terminología rimbombante cargada de “buenas intenciones” que lo envuelve, es precisamente este despropósito. El verdadero fin del diseño de la enseñanza que surge es acostumbrar a los individuos, aislados y desprovistos de todo conocimiento y conciencia, al manejo ciego de las máquinas y a la pérdida de lo real, o mejor, a su suplantación por el mundo digital y la realidad virtual. La pregunta que continúa en pie sigue siendo: “¿quién se apropiará de la auténtica realidad?”. Por eso, una sincera reforma de la enseñanza debería abordar con valentía el propósito de una racionalidad emancipadora: el conocimiento para hacernos libres.
Tal vez el factor más importante para conseguir revertir estos cambios sea el retorno a la concepción, hoy activamente desprestigiada, que sostiene que la educación demanda exigentes esfuerzos. Esfuerzos continuados, como hemos dicho, no sólo por parte de quien se educa y de docentes y padres que deben estimularlo a transitar esa senda, sino también del conjunto de la comunidad. Si no recuperamos la idea de que uno de nuestros más importantes objetivos debe volver a ser el de proporcionar a todos la mejor educación posible, la estabilidad social corre un grave peligro. Este esfuerzo implica vencer la arrolladora tendencia actual a considerar que el Estado debe desprenderse precipitadamente de las que fueron tradicionalmente sus funciones, entre ellas, la de garantizar la educación de todos aquellos que habitan su territorio. Esa es una función indelegable del Estado moderno.
Es que la lógica de la democracia comienza con la educación pública, continúa con una ciudadanía ilustrada y, finalmente, se consolida en la garantía de los derechos y las libertades. No es infrecuente comprobar que hemos desvinculado los derechos de las responsabilidades cívicas y la ciudadanía de la educación, asumiendo erróneamente que los ciudadanos se generan por sí solos. Hemos olvidado que “público”, en la educación pública, significa no sólo el hecho de que es un sistema solventado por el público, sino que, en su seno, se genera la idea misma de lo público.
La educación ofrece la única posibilidad de proporcionar a nuestros niños y jóvenes lo que no les da el resto de la cultura actual. Lo que les oculta y les niega. Por eso, a pesar de las abrumadoras enseñanzas degradantes que provienen del ambiente cultural que hoy rodea a los niños y los jóvenes, es de esperar que todavía se pueda hacer algo mediante la escuela para conseguir alterar la lente a través de la cual ellos parecen destinados a percibir el mundo. Para convencerlos de que no todo es fácil, rápido e inmediato, mostrándoles en la escuela la satisfacción que encierra lo difícil y lo lento. Hacerles intuir que la única salida está adentro. Debemos depositar nuestra confianza en que la experiencia de la escolarización no trivial logre proporcionar a las nuevas generaciones un punto de vista que les permita identificar con claridad lo que realmente es, percibir lo que fue como un presente vivo y anticipar las posibilidades de lo que será.
Concretar ese sueño supone pagar un alto precio: garantizar a todas las personas la mejor educación posible. La crisis actual no pasa por los objetivos o los métodos pedagógicos. Reconoce una raíz más profunda: la carencia de una voluntad democrática, que nos lleva a rechazar la responsabilidad de tomar seriamente a nuestros niños, nuestras escuelas y nuestro futuro.
No somos serios: abandonamos nuestras escuelas públicas porque abandonamos a nuestros niños. Abandonamos a nuestros niños porque no nos preocupa el futuro. Para ser serios, deberíamos privilegiar la inversión educativa por sobre cualquier otra porque, si se acaba el futuro, ni siquiera el déficit importa. Deberíamos ubicarla por sobre cualquier otra política pública porque, sin educación pública, no hay público cuyo bien debamos buscar. Sólo así demostraremos nuestra seriedad en relación con este problema. Sólo recuperando esa poderosa voluntad, que la Argentina conoció un siglo atrás, podremos encaminarnos hacia la solución de la tragedia en que amenaza convertirse la crisis educativa actual que refleja, preciso es reconocerlo, un desinterés profundo y egoísta por nuestro porvenir.
Nuestra última esperanza tal vez resida en conseguir que la escuela se transforme en ese singular baluarte de la resistencia cultural en el que se defienda lo humano. La escuela concebida como ámbito de exilio de los prejuicios y de la vulgaridad del presente. De lograrlo, estaríamos ante la posibilidad revolucionaria de evitar que la tragedia educativa, cuyos signos hoy percibimos, termine por convertirse en tragedia de la civilización.

El siguiente link corresponde a un artículo de Flavia Fascendini , que muestra estadísticamente las realidades de la educación en Argentina.
http://www.educacionenvalores.org/spip.php?article1019

1 comentario:

  1. en realidad, la escuela en la argentina es un imaginario colectivo. No existe educación en argentina. las escuelas solo son guarderías, donde se les hace creer a los padres que en esa institución su hijo se prepara para tener un buen porvenir. Hoy en dia la escuela publica en argentina es un verso. Nadie enseña nada, y en consecuencia nadie aprende nada. Todo se reduce a permanecer un cierto tiempo en ese lugar y hacer creer a todos que ahí se educa. Lo digo yo
    que soy docente, pero me es imposible cumplir con la misión que tengo y a la que adoro. Esto tiene que saberlo todos. Los padres son responsables de la educación de sus hijos, ellos deben supervisar que y como se trabaja en las escuelas donde asisten sus hijos. ¿Quién es el director? ¿Qué capacidad tiene? ¿Quiénes son los docentes, cual es su idoneidad en la materia que esta a cargo? ¿Cuánto hace para crear un pensamiento crítico y cuanto prepara al alumno para que tenga herramientas para un estudio continuo en una sociedad que demanda cada vez mas conocimientos?
    No hay control alguno en la gestión de las escuelas, se dan títulos como si fueran tiquet de ingreso a un espectáculo. Eso asusta y la sociedad debe hacerse cargo y exigir

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